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Los niños siempre buscan pasar tiempo con sus queridos padres. A veces, muchos de ellos no poseen un buen horario y no pueden estar mucho con sus hijos. Es por ello que, un propósito que debería ser imprescindible sería pasar tiempo juntos, hay que buscarlo de la manera que sea.

Los peques necesitan afecto constantemente y ver la figura de su madre o padre en todo momento. Si esto no ocurre, la relación será totalmente diferente a lo corriente.

Un segundo propósito podría ser tener más paciencia con los hijos. Hay que contar hasta 10 y pensar que no han nacido sabiendo. Si hay que explicarles mil y una veces las cosas, habrá que hacerlo hasta que aprendan a realizar todo correctamente.

Un tercer propósito sería “no ahorrar ningún sufrimiento”…¿Esto qué significa? Por ejemplo, si se castiga hay que mantenerlo hasta que se le pase el enfado, reflexione y aprenda. Tienen que saber comportarse en las diversas situaciones de la vida. Incluso con los regaños que pueda darle algún profesor, no hay que intervenir, al menos que sea algo muy grave. No hay que darles el gusto por todos los caprichos que puedan tener.

No se debe olvidar tampoco decirles y repetir en todo momento lo mucho que se les quiere. Los niños necesitan saberlo y sentir ese sentimiento de amor. Les alegrará escucharlo cada día. Además, se podría añadir una razón distinta cada mañana, para que se sientan especiales.

Por último, si un padre se equivoca, lo menos que hay que pensar es que somos un padre o madre terrible. Todos cometemos errores, es común. Debemos mentalizarnos que es preferible ser el mejor padre o madre imperfecto del mundo. Los niños aprenden, pero los padres mucho más.

Disfrutar de las fiestas es precioso y los propósitos pueden ayudarnos a mejorar la relación familiar, ya sea con la parejas o con los hijos. Todo es cuestión de ponerse a ello.

¡Suerte!